*Narra
Amanda*
De pronto
Niall apareció y me vio llorando, se acercó a mí corriendo, asustado. Le
expliqué lo que pude y me comprendió. Le pedí que me dejase un rato a solas. Me
besó dulcemente la frente y se comenzó a ir.
-Id y
disfrutad de vuestras estatuas, yo iré más tarde –comenté sin moverme.
-De acuerdo,
pero no tardes, por favor.
Asentí y se
marchó, dejándome sentada en la arena. Pensando. No podía ser verdad, no podía
serlo. Aquella llamada…
Me quedé
mirando el horizonte, sin sentir apenas el paso del tiempo. Sólo observaba como
el sol se iba escondiendo y provocaba que el mar y el cielo adquiriesen un tono
veraniego.
Las olas me
mojaban cada vez más y movían la arena, enterrándome en ella. En ese momento
sólo quería estar sola, sentirme libre, pensar que todo había sido un sueño.
Escuché mi
móvil sonando en mi toalla pero no tenía ganas de responder, ya volverían a
llamar.
Cuando volví
a darme cuenta, el sol estaba desapareciendo y apenas había luz.
*Narra
Zayn*
Cuando
íbamos de camino para ver al director del “Madame Tussauds” Niall estaba
temblando, no paraba de mirar el móvil y sudaba más que nunca en su vida.
-¿Qué te
pasa Nialler?
-¿Amanda no
ha llegado aún? –dijo sin responder.
-No, pero te
dijo que llegaría más tarde, no te preocupes.
Asintió con
nerviosismo. En seguida llegamos y nos sorprendieron los escultores. Nos
enseñaron las esculturas y nos faltó tiempo para felicitarles.
Como era de
esperar, empezamos a juguetear con ellas. Era muy divertido tenerte en
escultura, aunque a la vez muy raro.
Se habían
tomado muchas molestias y, la verdad, es que estábamos más que emocionados.
Seguíamos hablando con ellos para que nos contasen lo que habían tenido que
trabajar y todo eso. Yo me fijaba en Niall que continuaba mirando el móvil con
impaciencia. En un momento tuvo una especie de ataque de nervios y por poco se
desmayó.
Las chicas,
Cristian y Álvaro le acompañaron a sentarse mientras nosotros acabábamos de
hablar con todo el mundo.
-¡Niall!
¿Nos vas a decir ya lo que está pasando? –exclamó Tamara mientras le ponía un
pañuelo húmedo en la cabeza.
-Amanda.
Estaba llorando. Me pidió que la dejase sola. No ha venido. No coge el móvil.
Soy estúpido… -balbuceó nervioso.
-Niall,
estate tranquilo, respira –le tranquilizó Álvaro.
-Estará
bien, ya es mayorcita –comentó Silvia.
Terminamos
de despedirnos y montamos en los coches. Niall estaba algo más relajado pero
continuaba sudando, nervioso. Puse la radio bajita para ver si se olvidaba un
poco del asunto pero parecía que no escuchaba, miraba la carretera, calculando
los kilómetros que quedaban.
-Sí que está
preocupado –le comenté a Louis que iba delante conmigo.
-Nunca le
había visto TAN preocupado.
-Lo sé, ¿qué
le habrá dicho Amanda para qué esté así?
-Debe ser
muy malo.
-Amy ya
venía de Paris con algo diferente.
-Se la veía
preocupada.
-¿¡Cuánto
falta!? –exclamó el rubio de repente.
-Niall,
tranquilo, ya llegamos, ¿ves la feria? –dijo Tamara recostándole en el asiento.
Asintió y se
dejó apoyar en el respaldo. Silvia y ella iban con él en la parte de atrás para
intentar que se tranquilizase.
-¿Puedes
decirnos qué ha pasado? –comentó Tami con un hilo de voz-Así podremos ayudar.
-Tamara, no
lo sé, ese es el problema, no me ha dicho nada, sólo lloraba. No me dejó
quedarme con ella y he sido tan estúpido de hacerla caso y dejarla sola –se
lamentó.
-No tiene
por qué ser nada malo –Silvia intentó tranquilizarle.
-Sé que no
la conozco tanto como vosotras, pero lo poco que la conozco, sé que era algo
malo.
Frené al
llegar y antes de que pudiera apagar el motor, escuché la puerta de atrás
cerrándose y vi a Niall corriendo en dirección a la playa. Detrás le seguían
Tamara y Silvia.
*Narra
Sonia*
Antes de
poder aparcar, Niall salió corriendo del otro coche. Tamara y Silvia corrían
tras él. Sin pensarlo todos fuimos detrás.
Al llegar a
la playa no se veía nada, era demasiado de noche y estaba muy oscuro. Saqué el
móvil y encendí la linterna. Los demás imitaros la acción.
De pronto
Alex chilló y Niall corrió hacia el grito. No pude ver lo que ocurría hasta que
Niall se giró. En seguida supe que esa imagen la recordaría toda mi vida.
Llevaba en brazos a Amanda, envuelta en una toalla. Parecía un fantasma, estaba
pálida y fría; a saber cuánto tiempo llevaría en el agua.
Esperábamos
en el pasillo, unos en los bancos y otros en el suelo. Había mucha gente
entrando y saliendo de la sala y provocaba una situación de nerviosismo en
todos los presentes. Cuando el ambiente se calmó, Niall se asomó y nos hizo un
gesto para que entrásemos.
-Amy, ¿cómo
estás? –dije dulcemente.
-Ahora
mejor, pero sigo teniendo algo de frío.
En ese
momento Niall y Tamara desaparecieron y volvieron con una manta cada uno.
-¿Qué le ha
ocurrido a tu cara? –dijo Silvia para que sonara lo mejor posible.
-La
corriente me arrastró y me choqué contra una roca. Después de eso sólo recuerdo
a Niall cogiéndome y volverme a desmayar.
-Lo
importante es que estás bien –dijo Niall abrazándola.
-No sabes lo
nervioso qué estaba Niall–comentó Liam.
-Sólo decía
que quería ir a verte y que estaba preocupado porque no le cogías el móvil
–continuó Harry.
La chica
sonrió y le dio un beso en la frente.
-Ven,
siéntate aquí –señaló un hueco en la camilla.
Decidimos
quedarnos toda la noche con ella. Parecía más animada con nuestra presencia.
Tami la abrazaba sin parar porque decía que así se reiría y se curaría antes.
Entre Niall
y Tamara hacía todo lo que podían por
Amy y al final ella se cansó y nos pidió a Louis y a mí que les dejásemos
descansar. En mitad de la noche Louis me despertó.
-¿Qué
quieres? –pregunté molesta.
-Ven.
Me acerqué a
la camilla junto a él.
-¿Qué
ocurre?
-Creo que
tiene el pulso demasiado lento, ¿no crees?
Me acerqué
más a ella hasta ponerme al lado de Louis, noté que me miraba y sonreía.
-¿Qué haces?
-¿Qué hago?
Suspiré y me
acerqué de nuevo al sofá.
-Voy a
volver a dormir, si la pasa algo avísame.
-¿Y lo del
pulso?
-Es normal,
las pulsaciones bajan cuando estas durmiendo.
Me senté en
el sofá al lado de Harry y sin querer le desperté.
-¿Q-qu-qué
pasa? -preguntó como despertando de una pesadilla.
-No pasa
nada, vuelve a dormir.
No pude
dormir en un buen rato y menos cuando Harry se giró y me abrazó. Me sentía algo
nerviosa y agobiada. Acabé por acomodarme y dormir a duras penas. Por mucho que
me costase tenía que dormir algo puesto que ya eran más de las cinco de la
mañana.
-Buenos días
–me despertó una voz, susurrándome al oído.
Noté una
respiración en mi cuello. Me giré y vi como Harry me contemplaba aún abrazado a
mí. Me separé intentando ser lo menos brusca posible.
-Buenos días
–dije observando que todos dormían -¿Qué hora es?
-Las nueve y
media.
-¿Por qué me
has despertado tan pronto?
-Tienes que
cambiar el suero a Amanda, ¿recuerdas?
-Cierto,
gracias.
Me acerqué a
mi amiga que dormía plácidamente y comencé a cambiárselo.
-¿Y tú? ¿Qué
haces despierto tan temprano?
-No podía
dormir.
-¿Ocurre
algo?
-¿Por qué lo
dices?
-Me resulta
extraño que justo TÚ no puedas dormir.
-No lo sé.
-¿Cómo que
no lo sabes?
-Pues eso,
que no sé si me pasa algo o no.
-Bueno,
dejémoslo. ¿Quieres desayunar?
-Claro.
*Narra
Tamara*
Corría sin parar por un frondoso
bosque, no había salida, por mucho que avanzase todo seguía igual. Algo me
perseguía, tenía miedo. En un momento me frené para coger aire. Escuché un
ruido seguido por unos pasos, me giré y…
Me
sobresalté. Estaba en el hospital. Mis amigos dormían junto a mí. Sólo había
sido una pesadilla. Harry y Sonia no estaban ni tampoco Alex y Cristian.
Me estiré y
prácticamente todos mis huesos crujieron. Al acercarme a la camilla vi que
Amanda seguía durmiendo, no quería dejarla sola pero necesitaba una ducha y
cambiarme la ropa. Besé su frente y salí del hospital. Cuando llevaba medio
camino me di cuenta de algo importante, no tenía llaves, no sabía cómo iba a
entrar a la casa pero tenía la corazonada de que no me iba a ser complicado.
Como
sospechaba, guardaban una llave bajo el felpudo y pude entrar perfectamente,
había sido una suerte porque si no, habría hecho un viaje para nada.
Me duché y
vestí lo más rápido que pude y cogí un taxi hasta el hospital. Al llegar les
encontré desayunando en la cafetería.
-Buenos
días, ¿se ha despertado ya Amy?
-No, sigue
durmiendo aún –me respondió Louis, apareciendo por detrás.
Cogí una
silla y me senté a desayunar junto a ellos.
-¿Qué tal
habéis dormido? –pregunté por sacar un tema de conversación.
-Bastante
mal –murmuró Zayn –ALGUIEN da muchas
patadas.
-No es
cierto, sólo intentaba que dejases de roncar –se quejó Silvia.
-Yo no
ronco.
-No, que va,
solo haces ruidos molestos mientras duermes.
-Qué más da,
parad de discutir –se quejó Niall.
-Sí, papá
–rió Harry.
-¿Te hace
gracia? –dijo cabreado.
-No, lo
siento.
En aquellos
instantes a Niall había que dejarle que se despertase porque estaba muy
preocupado y apenas había dormido, creo yo.Yo veía que su sobreprotección con Amanda era demasiada, estába preocupado a todas horas y acabaría por llevarle a desquiciarse.
Me levanté a
por un café y mi mirada se cruzó con la de un chico, no sabía quién era, ni
porque me miraba así, pero en cuanto notó que yo no apartaba la vista, la
apartó él.
-¡Ya sé de
qué me suenas! –clamó Harry de repente.
-¿Quién? –preguntó
Sonia curiosa.
-Álvaro.
-¿Yo?
Asintió
levemente y sonrió. Era extraño, le había oído decir que Álvaro le sonaba de
algo pero no pensaba que todavía siguiera dándole vuelta. La forma en que le
miraba era casi de amor. Sus ojos desprendían felicidad cómo si de alguien que
hacía años que no veía se tratase.
-¿Y bien? –comentó
–¿Vas a decir de qué me conoces?
Joeeeee Paulaaa no me seas asi esq tu tb dejarlo asi... Ya t vale mona... Bueno habra q acostumbrarse siguela pronto porfiiiiis te amo besosss
ResponderEliminarEsqueee si paulaaa! Sube yaa que esta geNiall de verdad!! Tequiero:) bsitos <3
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