*Narra Lucía*
Me desperté por un grito.
-¿Qué pasa Tamara? –dijo Amy con voz de dormida.
-Mira quien ha enviado un mensaje a Lucy –dijo Tami
saltando en la cama.
-Ehh, ¿por qué coges mi móvil? –dije sin ganas, tenía mucho
sueño.
-Porque ha sonado a las cuatro de la mañana y soy la única
que se ha despertado.
-Vale, pero, ¿quién es? –exclamó impaciente Amanda.
-Mirarlo.
Tami nos acercó el móvil y en cuanto vi quien era me quede
de piedra. Amy gritó.
-No puede ser verdad… -conseguí tartamudear.
Desbloqueé la pantalla para leer el mensaje.
Siento no haber podido
hablar contigo en estos tres años, pero he estado muy ocupado y cuando sacaba
tiempo mis padres me lo volvían a arrebatar y tampoco sabía muy bien que
decirte, a demás desde aquí los mensajes son más caros. Bueno, lo que te quería
decir es que… vuelvo a España, en Junio y me gustaría volver a verte, solo si
tu quieres. Cuando llegue te llamaré. Besos.
Al acabar de leerlo me
desplomé en la cama y apuesto todo a que tenía una cara estúpida de enamorada.
Me volvió a despertar un grito, me había quedado dormida.
-¡Vuelve aquí! –gritaba
Amanda desde la cocina.
Me asomé por las escaleras
y vi como Tamara corría con una caja de galletas en la mano e intentaba huir de
Amy.
-¿Qué pasa? –chillé.
-Buenos días –sonrió Tami
mientras rodeaba el precioso sofá que había en el salón –Solo queda una caja de
galletas y yo la he cogido primero y Amanda me la quiere quitar y zampársela
ella sola.
-Eso es mentira –exclamó
saltando sobre el sofá – Os voy a dar…pero las que no me apetezcan.
Reí ante su discusión, me
acerqué a Tami y grité.
-¡Pásamela! Con las dos no
podrá.
Amanda hizo una mueca y yo
salí corriendo con la caja de galletas. Cuando iba a entrar a la cocina Amy
saltó sobre mí y me tiró pero Tami llegó a la vez y saltó encima. Justo en el
momento de estar las tres tiradas en el suelo peleándonos por las galletas
alguien llamó al timbre. Las tres nos quedamos petrificadas, queríamos ir a
abrir pero si soltábamos las galletas Amy se las comería todas. Ninguna nos
movíamos y volvieron a llamar. Al ver que no contestábamos miró por la ventana
y se empezó a reír. Cuando vimos a Álvaro por la ventana nos empezamos a reír
también nosotras y Tamara fue a abrirle.
-Hola chicas –sonrió –Si
me hubierais dicho que había pelea de chicas habría venido antes.
Eso hizo que riéramos. Nos
sentamos los cuatro a desayunar y desgraciadamente Amy había conseguido la caja
de galletas.
-¿Qué haces aquí?
–pregunté al rato, cuando me di cuenta de que no sabía la razón.
-Si quieres me voy –fingió
hacerse el ofendido.
-Yo no he dicho eso –reí.
-He venido porque ayer mis
tres mejores amigas fueron a un concierto de los One Direction esos y quiero
que me cuenten que tal se lo pasaron, aun que a mi esos chavales no me gusten
–dijo poniendo carita de niño bueno.
-Pues… no te vas a creer
todo lo que nos pasó…Aun que... no creo que te importe –dijo Tami haciéndose la
difícil.
-Venga, Tam, cuéntamelo
–dijo haciéndole cosquillas.
Tamara y Álvaro se
conocían desde pequeños y eran amigos inseparables. La verdad es que parecía
que había algo más pero ambos lo negaban. Decían que simplemente eran como
hermanos. Por ejemplo, a Tamara todos la llamábamos Tami pero Álvaro la llamaba
Tam y si alguien la llamaba así ella decía que la llamase Tami.
-Vale –Tami se dio por
vencida –En medio del concierto discutimos con una chica, mas bien, Lucy discutió con ella. Y acabó con el ojo morado.
-¿Qué? -se sorprendió
Álvaro – ¿por eso tienes el pómulo hinchado?
Asentí, me daba vergüenza
porque yo no solía pelearme con nadie pero aquella chica me estaba molestando.
-Bueno, sigo. Después
llamamos a seguridad y… -Tami le contó toda la historia –…Y por eso nos
peleábamos por las galletas.
-Vaya historia. Me
pregunto ¿qué no os pasará a vosotras tres? –dijo riendo – Entonces… ¿cuándo
viene Cristian?
-Dijo que volvía a España
en Junio –respondí.
-Bueno, pues como aún
queda una semana para Junio, tendremos que seguir haciendo nuestra vida, así
que, ¿qué os parece si os vestís y vamos a dar una vuelta?
Las tres subimos a
vestirnos mientras Álvaro esperaba abajo. Amanda se vistió rápidamente, se
puso:
Yo tardé un poco más y me
puse esto:
Pero Tamara, que solía
vestirse muy rápido, tardó más que nosotras, se notaba que lo hacía por Álvaro.
Al final se puso:
Bajamos y Álvaro se había
quedado dormido. Tami saltó encima suya para despertarle y del susto los dos
cayeron al suelo. Álvaro quedó encima de Tami a unos centímetros y ambos se
ruborizaron. Se pusieron de pie mirando al suelo. Se notaba que ambos se
querían.
-Bueno, ¿nos vamos? –dijo
Tami para interrumpir aquel silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario